Es normal que un niño se distraiga porque los niños, por naturaleza, son dispersos y su período de atención es corto. Pero también es cierto que, con los años, deberían ir ampliando los períodos de atención que dedican a cada actividad. Es decir, deberían ir centrándose más en cada tarea.

Pero hay niños que olvidan todo, que no recuerdan los deberes de cada día, que olvidan los libros en clase, que pierden sus estuches, sus abrigos y sus cuadernos en el cole.

Les resulta muy difícil aprender, porque el aprendizaje necesita un mínimo de concentración y un tiempo. Así que suelen tener problemas escolares, van siempre sorteando baches en el colegio y en sus centros los tachan de vagos, distraídos y de tener pocas ganas de aprender.

En realidad, lo que les ocurre es que no están “preparados” para aprender, que no poseen la capacidad necesaria para concentrarse el tiempo suficiente. Y no se trata de un problema de capacidad intelectual ni de desgana. Es que, madurativamente, no han alcanzado el nivel de desarrollo suficiente y necesitan ayuda.

Existen ejercicios específicos que ayudan a estos niños a ir adquiriendo la capacidad para mantener la atención, cada vez más, en el tiempo. Son programas de ejercicios sencillos que, realizados de forma sistemática, ayudan a solucionar este problema.