Se trata de una dificultad en la escritura cuya característica principal es un déficit específico y significativo de la ortografía, normalmente asociada a trastornos lectores.
Cuando la disortografía aparece sin que existan problemas de lectura asociados, se denomina trastorno específico de la ortografía.
La disortografía presenta distintos niveles de gravedad. El grado más leve se manifiesta por omisión o confusión de artículos, plurales, acentos o faltas de ortografía debido a desconocimiento o negligencia en las reglas gramaticales.
Se considera grave cuando existen dificultades relacionadas con la correspondencia fonema-grafema y aparecen errores de omisión, confusión y cambio de letras, sílabas, palabras, adiciones y sustituciones; así como errores ortográficos graves y reiterativos, que no se corresponden al nivel intelectual ni educacional de la persona.