A menudo recapitulo y me pregunto qué es lo que, en verdad, funciona de nuestras terapias. Por qué, las personas que acuden a nuestros centros y siguen nuestras indicaciones, mejoran siempre y consiguen reconducir sus vidas. Y hoy es uno de esos días. Hoy quiero mostrar desde aquí cuáles son las claves de que nuestras terapias funcionen.

En primer lugar, nos apoya la neurociencia y todos sabemos que (aunque la educación, así en general, en nuestro país, aún vaya a remolque de tiempos pasados) los avances en esta materia han sido muchos en los últimos tiempos. Cierto es que necesitamos saber mucho más sobre nuestro cerebro, pero cierto es también que sabemos cosas muy importantes que, hace unos años, ni sospechábamos.

Sabemos que nuestro cerebro es una estructura más compleja de lo que imaginábamos. Sabemos también que nuestro cerebro es “triuno”, es decir, que podemos identificar 3 partes que tienen diferentes funciones. La zona más primitiva de nuestro cerebro es el que denominamos cerebro reptiliano, sobre éste aparece el cerebro emocional y, por último, el neocórtex, la última capa de nuestro cerebro, que sólo poseemos los seres humanos y que nos permite realizar tareas más sofisticadas y que llamamos funciones ejecutivas.

El neocórtex (o corteza cerebral) nos permite realizar tareas intelectuales complejas, establecer relaciones entre nuestros conocimientos, tomar decisiones y también controlar nuestros impulsos. Pero, para que todo esto pueda ocurrir de una manera adecuada y fluida, necesitamos que, las otras dos zonas más primitivas del cerebro (cerebro reptiliano o instintivo y cerebro mamífero o emocional) estén bien organizados y envíen buenas informaciones a nuestra corteza cerebral.

Es decir, que la buena funcionalidad de nuestro córtex depende, como no podía ser de otra forma, de la buena funcionalidad de nuestros “cerebros” más primitivos. Si conseguimos que nuestro cerebro reptiliano se reorganice correctamente, estaremos mejorando, y mucho, la correcta organización de nuestro cerebro emocional y, por supuesto, de nuestra corteza cerebral.

Como ya sabemos que seguimos estableciendo conexiones neuronales a lo largo de toda nuestra vida y que, incluso, hay zonas cerebrales donde nacen nuevas neuronas; una vez que conseguimos reorganizar la base de nuestro cerebro -el cerebro más primitivo o cerebro reptiliano-, conseguimos que nuestro córtex funcione de una manera mucho más eficaz y eficiente.

Y no hay más…ni menos. Resulta sencillo y muy efectivo. Os animo a que vengáis a probarlo y a comprobar que nuestras vidas, y por supuesto las de nuestros hijos, están siempre a un paso de mejorar y de ser vividas desde la serenidad, la plenitud y, por qué no, la felicidad.