Con frecuencia, cuando atendemos niños en nuestro Centro y comenzamos a recopilar datos sobre cómo ha sido su vida (intrauterina, parto y extrauterina) hasta el momento, observamos determinados patrones que nos hacen sospechar acerca de su salud digestiva.

El sistema digestivo es fundamental en nuestro organismo y de su buena salud depende el buen o mal funcionamiento del resto de nuestro organismo. Cuando éste no funciona adecuadamente, percibimos señales que, a menudo, no resultan fáciles de interpretar.

Una mala digestión, dolores de tripa, cambios en el ritmo intestinal, son síntomas claros. Pero un comportamiento inadecuado, impulsividad, un nivel de atención deficiente, dolores de cabeza frecuentes, baja tolerancia a la frustración, incluso síntomas depresivos o cansancio excesivo, pueden no interpretarse como una deficiencia en el sistema digestivo de nuestro hij@. Y pueden serlo.

“Somos lo que comemos”, es cierto, pero lo que comemos debe ser lo que nuestro cuerpo necesite, que no tiene por qué coincidir con lo que necesiten otras personas. Es posible que nuestro hijo sufra una intolerancia a cualquier alimento y esto haya deteriorado su sistema digestivo.

Puede que el empleo (a edades tempranas) de antibióticos, haya modificado su flora intestinal y, ahora, necesite recuperar esas bacterias que le ayudan a digerir correctamente los alimentos…En cualquier caso, considero que resulta imprescindible determinar el estado del sistema digestivo del niño para que éste sea el óptimo y, desde ahí, trabajar sus dificultades.

No es que las dificultades de aprendizaje sean consecuencia de una mala salud digestiva. Es que, una vez que el niño se encuentra físicamente en su mejor estado, nuestro trabajo resulta verdaderamente efectivo.

Es por eso que, desde CREHA, proponemos a los padres que sus hij@s sean tratad@s, -paralelamente a nuestras terapias- con medicina biológica. O, lo que es lo mismo, medicina personalizada.

Nuestro trabajo consiste en organizar neurológicamente al niñ@ con dificultades de aprendizaje, de optimizar la entrada de información, el procesamiento de ésta, de mejorar el funcionamiento de los sentidos alterados… Pero la medicina biológica es una ayuda fundamental de la que, hoy en día, no podemos prescindir.